Javier Gómez analiza la mojigatería occidental en los asuntos religiosos, especialmente cuando se trata de religiones no católicas, tomando como ejemplo la retirada del catálogo de Ikea en Arabia Saudí. La culpa no es del Islam; es de los adverbios.
«Viene esto a cuento porque el catálogo de Ikea aparece en Arabia Saudí sin fotos de féminas. Había mucho muslamen entre estanterías para las autoridades suníes. Ya es difícil percibir lascivia en un mamotreto que parece un manual de catequesis para familias rubias… o a lo mejor el problema era ese. Al final, la multinacional ha lamentado “no haber reaccionado a tiempo”, buena frase para salir del fango y seguir vendiendo somieres. Pero no retirará el catálogo sacro ni lo repondrá por uno completo, pornografía hogareña incluida. Por supuesto, es una cuestión de respeto a las creencias. O eso dicen las almas pías del buenismo, muchas de ellas en la izquierda.»