José Saramago leyó
Este mundo de la injusticia globalizada en la clasura del foro de Brasil. Es una palabra sobre la muerte de la justicia, algo inocente, como muchas de las cosas que escribe, pero no por ello menos acertado: “El elector podrá quitar del poder a un Gobierno que no le agrade y poner otro en su lugar, pero su voto no ha tenido, no tiene y nunca tendrá un efecto visible sobre la única fuerza real que gobierna el mundo, y por lo tanto su país y su persona: me refiero, obviamente, al poder económico, en particular a la parte del mismo, siempre en aumento, regida por las empresas multinacionales de acuerdo con estrategias de dominio que nada tienen que ver con aquel bien común al que, por definición, aspira la democracia.”