Rafael Lemus escribe En defensa de la Biblioteca Pública de Nueva York, aunque detrás late un lamento más genérico.
«Democracia: esa es una de las palabras clave en todo esto y está en boca tanto de los entusiastas como de los críticos del proyecto. Los entusiastas afirman que el plan haría más democrática la biblioteca y agregan: circularía más gente, se prestarían más libros. Algunos sugieren, incluso, que quienes se oponen al proyecto lo hacen porque, al fin y al cabo, no son demócratas y porque les repele la idea de que más y más personas anden por ahí, platicando, actualizando su perfil de Facebook en alguna de las computadoras, solicitando el primer volumen de The hunger games o la última temporada de Mad men. Pero está claro que no es eso lo que asusta. Asusta que, en aras de consentir a esos lectores (atendidos ahora en la Mid-Manhattan Library), se sacrifique un espacio de investigación plenamente democrático.»