La guerra nos acerca más al estado animal irracional; o quizás nos aleje y simplemente saque lo peor del homo sapiens, no lo más cercano al resto de los animales, bastante más nobles en general. Me estoy refiriendo a la costumbre guerrera de violar a las mujeres enemigas. Y no creo que sea sólo el acto bélico, sino la liberación del macho: el estado de guerra le permite moralmente ciertas libertades que no se tomaría en otra situación, es decir, le permite ser todo lo bestia que siempre quiso ser.
La violencia sexual como arma de guerra, por
Miguel Jiménez.