J. R. Mora enseña esa otra faceta de la crisis de la prensa en una entrada de su blog que lleva por título: Apuñale con nuestro cuchillo. Para no perderse.
«Y no se trata de incorrección política, pluralidad o de libertades de no sé qué prensa, son fobias personales y de empresa declaradas, manipulaciones e intoxicaciones, adoctrinamientos con tirantes, un jalear de rotativas, la información es lo de menos. Hay que esputar una portada al aire para luego culpar al viento si salpica.
La crisis de la prensa no es el reflejo de la crisis de los anunciantes, es que va cambiando el viento y los rancios empiezan a recibir sus escupitajos sobre sus cerebros, ya calvos, sometidos desde hace décadas a su secta y lustrados por su partido».