Manu Grooveman repasa la estrecha relación entre la música blues y el diablo y recuerda leyendas de bluesmen que vendieron su alma a Lucifer. El blues, el diablo y los cruces de caminos.
«En la mitología de Mississippi existen muchas leyendas, pero tal vez el ritual de vender el alma al diablo sea uno de los que más haya calado en la cultura popular. Aunque para muchos historiadores y biógrafos sea un episodio anecdótico, testimonial, irrelevante o incluso sonrojante, lo cierto es que para muchos seguidores del blues supone uno de sus grandes atractivos y se producen devotos peregrinajes hacia los supuestos lugares donde estos bluesmen negociaron con Satán. Uno de ellos, tal vez uno de los mayores reclamos turísticos de Mississippi, se encuentra en Clarksdale en la intersección entre la Autopista 61 y la Autopista 49. Allí, se dice, vendió Robert Johnson su alma. Sin embargo, el pacto con el diablo no es ni mucho menos algo solo propio del sur de Estados Unidos…»