En las medidas está el principio de la fe. Quiero decir, que nuestro cerebro no las concibe ni muy grandes ni muy pequeñas y sin embargo está probado que existen. Por ejemplo, ya hay microchips “800 veces más pequeño que el grosor de un cabello humano”; y sólo es le principio, porque ya se está trabajando en el diseño de ordenadores cuánticos cuyos chips están hechos de átomos, como sus manos o sus ojos. Esto viene a significar que dentro de unos años estará justificado que le gritemos al ordenador cuando se cuelgue: le estará riñendo a otro ser vivo:
Ordenadores Cuánticos y Moleculares, por Joaquín Peña.