Rafael Raig da rienda suelta a su indignación, empezando por el fraude de una transición vendida como legal: A ver si ahora Cayo Lara va a resultar un intelectual.
«En cualquier país que se respete, al día siguiente de la muerte del dictador se habría restaurado la República, aboliendo de un plumazo todo el entramado jurídico ilegal e ilegítimo del franquismo. Aquí no, qué va, Spain is different: aquí nos tragamos el Movimiento Nacional al completo en la ponencia constitucional, en la dirección de los periódicos, en las empresas, en la universidad y hasta en la jefatura del Estado, en manos del sucesor designado por el propio Caudillo (“a título de Rey”); y en la del Gobierno, con Adolfo Suárez, el que fue ministro secretario general del Movimiento.»