Que desaparezca la lidia, pero no por ecología o ética, sino por dignidad del hombre: Patrimonio de la Humanidad, Rafael Sánchez Ferlosio.
«Pero nada de esto hacía falta: el genuino e innegable carácter de “cultura” se le reconoció a la corrida a mediados del siglo XX, cuando la populista fórmula romana Panem et circenses se remedó para título de una zarzuela Pan y toros. Este título identificaba en las corridas de toros una función análoga ante el público a la que tenían en Roma los espectáculos circenses: la ya citada función congénita de toda cultura, instrumento de control político social.»