Manuel Rivas escribe sobre una profesión antigua, dura y poco agradecida como es la de mariscadora en Galicia. Nunca te metas con las mariscadoras de Vigo.
«Las de Moaña son seiscientas. Las madres del mar mejor organizadas. Faenan todo el año porque han puesto fin al imperio de los intermediarios, se han marcado cuotas, evitan la esquilmación y siembran y cultivan el mar como un labradío de común. Vienen del litoral pero también, en grupos parroquiales, de las aldeas de los montes del Morrazo: Berducedo, O Cruceiro, Abelendo, Domaio, Meira, O Caero, O Latón, O con. Bajo la tormenta, por caminos de anfibios, con las ropas de agua y los pertrechos, envueltas en jirones de niebla, parecen extras de una película de ciencia-ficción.
Pero son tan reales que traen la casa a cuestas.»