España es mal país si intentas ser científico, ser innovador o progresar en el ámbito tecnológico. Esther Samper da su opinión de por qué. No es país para innovadores.
«Que haya muy pocos emprendedores con ganas de innovar y arriesgarse es un problema, pero que muchos de los potenciales inversores del país se nieguen a arriesgarse a financiar a los primeros, multiplica la magnitud de este problema. Nunca hay que olvidar que crear una empresa no es sólo cuestión de voluntad, también hay que disponer de dinero para ello, lo que frena la iniciativa de muchas personas. Esto es especialmente acuciante en el terreno de la I+D donde se suele requerir una importante inversión inicial (salvo áreas como la informática) para el desarrollo de la empresa, imposible de asumir sólo por sus fundadores.»