José Antonio Millán hace un repaso curioso por algunas publicidades de imprenta y literarias de antaño. El marcapáginas y otras publicidades.
«Otro recurso promocional, nos dice Concepción del Valle, eran las postales humorísticas, que recalcaban el regalo. En una de ellas, un niño le dice al otro:
Oye, mamá ya no le riñe a papá si compra libros. ¡Como que los compra a la casa Sucesores de Manuel Soler de Barcelona y los regalos se los queda mamá!Pues bien: uno de los obsequios era un marcapáginas, el primero que se registra en el mundo editorial español, y el primero con nombre propio: biblion (o biblión, como también lo escriben). Se presenta bajo los nombres de señal y de punto de lectura, lo que parece indicar cierta vacilación, o una terminología no asentada. »