De vez en cuando uno se topa con un artículo que funciona como un poema.
Agustín Ijalba ha llegado a ese lugar extraño y bello: “Vividores e inconformistas, los neutrinos viajeros han logrado preservar un reducto de sentido entre tanto caos, mediante la curiosa artimaña de unirse a él, y a pesar de sus azarosas sacudidas se mantienen a salvo. Asociarse al caos, no enfrentarse a él. He ahí la sabia moraleja del neutrino, ese ser galáctico incombustible al desaliento, que demuestra en todo ello una aguda inteligencia. Pues sabe que sólo preservando el medio en el que habita, no disputándoselo a sus congéneres, logrará su supervivencia. Otros fueron incapaces de comprenderlo.”
La fábula del neutrino.