La poeta Piedad Bonett habla de los autores que acaban convirtiéndose en copias menos buenas de sí mismos años atrás. La repetición de la repetidera // Vía Mimalapalabra.
«Como yo no conocía bien la obra del poeta X, un autor local, no podía terciar en la discusión desde esa perspectiva. Sin embargo, el argumento fue tomando tal peso en la decisión de mis compañeros que finalmente, después de muchos ires y venires, ellos se impusieron y le dimos al libro cuestionado un modesto tercer lugar. Al abrir las plicas pudimos comprobar, con horror, que el libro era del poeta X.
Una de las muchas interpretaciones de este episodio podría ser que un autor se puede copiar a sí mismo; y aunque parezca increíble, mientras mejor lo haga más mal le resultará, pues eso significa que se está repitiendo, pero sin el impulso y la fuerza que su obra tuvo en algún momento. Pecado grave, si tenemos en cuenta que se espera de un artista que no codifique su lenguaje, que se reinvente y no se deje asfixiar por su propio estilo.»