Fernando de Villena ataca muy duramente a Antonio Muñoz Molina por un artículo sobre la crisis en el que el escritor parece “lavarse las manos” y señalar a todos los demás como culpables de la misma. De ratas y honestidades.
Más adelante, en el artículo referido, leemos: “Por un azar de la vida me encontré en la Expo de Sevilla en 1992 la noche de su clausura: en una terraza de no sé qué pabellón, entre una multitud de políticos y prebostes de diversa índole que comían gratis jamón de pata negra…” Nada de azar, señor Muñoz Molina, usted estaba con ellos porque ese era su sitio. No nos venga ahora con ese victimismo que le es tan característico. Mientras usted contemplaba los fuegos artificiales de la clausura en compañía de los políticos, algunos escribíamos feroces artículos que aparecían en modestos diarios de provincias, porque quienes gritaban verdades como puños habían dejado de existir para la prensa nacional.