A Patricio Pron le gustan los chistes malos, como a todos, creo yo, y lanza una defensa convencida y meditada de ellos. Vindicación del chiste malo.
«Quizás debido a este entusiasmo mío, y a pesar de que disfruto de los chistes buenos, soy incapaz de recordar estos últimos y sólo recuerdo los malos. Al parecer, este minúsculo don (o defecto) proviene de mi abuelo materno (a quien prácticamente no llegué a conocer), quien (según mi madre) sabía decenas de chistes malos. Mi madre me ha contado algunos de ellos. Dos ejemplos (el primero, soez): “Un amigo pregunta a otro: ‘Oye, ¿a ti te gustan las mujeres con mucha teta?’ ‘No, que tengan más de dos me impresiona’”. Aquí va el segundo, de ribetes presumiblemente metafísicos: “Va uno y se muere, así que no vayas.” (Por cierto, mi abuelo sí fue, supongo que como todos tarde o temprano.) »