Guillermo Ortiz se encarga de hurgar en viejas heridas que los aficionados futboleros de cierta edad no hemos logrado cicatrizar. El penalti de Eloy
«Los niños nos habíamos ido a dormir y de repente despertamos rodeados de bocinazos. La madrugada de España era una fiesta: “Se nota, se siente, el Buitre presidente”. Pasarán los goles de Iniesta y Torres y una generación, quizá dos, seguiremos recordando Querétaro y el 5-1. Así de caprichosa es la memoria. El país se llenó de euforia. Eran los ochenta y todo iba bien. Maravillosamente bien. El PSOE se preparaba para una segunda mayoría absoluta, acabábamos de ingresar en la Unión Europea y ningún coronel chiflado se atrevería a asaltar el Congreso de un país donde los goles caían de cinco en cinco»