Diego Cuevas recuerda a Adam Yauch, miembro de los Beastie Boys que falleció de cáncer la semana pasada. In memoriam: Adam Yauch/MCA.
«A finales de los setenta, un jovencísimo Adam Yauch con ganas de armar un poco de ruido se montó una banda punkarra de hardcore junto a Michael Diamond, John Berry y Kate Schellenbach. Unos pocos años más tarde se incorporaría a las filas Adam Horovitz, al tiempo que un perturbador anuncio de televisión les inspiraba una broma telefónica en clave de hip hop que se convertiría en el tema Cooky puss, un éxito en los platós del nightclubing underground de Nueva York. La banda conocida como Beastie Boys cambiaba la ruta y se alejaban del punk para convertirse en un trío de raperos que adoptaban nombres de guerra sobre los escenarios: Yauch se convertía en MCA, Hovoritz en Ad-rock y Diamond en Mike D. A partir de aquí todo explotó: fichan por Def Jam, telonean a Madonna con un espectáculo que ofendió tanto como para casi instigar al público presente a comérselos vivos, se embarcan en giras adornadas con gogós entre penes gigantescos y fabrican License to ill (1986), aquel disco genial que vendió una auténtica salvajada a velocidad supersónica y que la revista Rolling Stone reseñó con el titular “Tres idiotas componen una obra maestra”.»