David Maeztu expone el absurdo en el que a veces caen determinadas sentencias en relación con la tecnología, poniendo como ejemplo en Autocompletar, Google y el Poder Judicial; le puede pasar a cualquiera al mismísimo Consejo General del Poder Judicial.
«La función de autocompletar de Google, que tan útil puede ser y que tan graciosa nos puede resultar, le ha supuesto a la compañía una serie de litigios en relación a los resultados sugeridos y posibles lesiones a los derechos al honor de personas o empresas relacionadas.
Google siempre mantiene que las sugerencias del servicio están basadas en las búsquedas previamente realizadas por los usuarios y que muestra aquellas más frecuentes en los primeros puestos.
Esto, como digo ha resultado en sentencias que han condenado al buscador por esta función. Recientemente en Japón Google se ha visto obligado a retirar el servicio por orden judicial.»