¿Es el horror acicate o freno para la poesía? ¿Había una belleza épica en las torres abatidas? ¿Es hermoso por lo trágico la costa negra salpicada de trajes blancos? En Poesía en la guerra se reseña una exposición londinense dedicada a evocar a los poetas combatientes en la Primera Guerra Mundial: “En el frente de batalla, en 1916, cuando tenía 21 años, reveló su disgusto por la guerra en un poema titulado Muerte de un “boche” ( boche es un irrespetuoso apodo con el que los franceses llamaban a los alemanes) y que termina: ‘Fruncía el entrecejo y apestaba/ de verdosa palidez su rostro y su uniforme/ hinchada la barriga, con anteojos, el pelo al ras,/ una sangre ennegrecida le manaba de la nariz sobre la barba’.”