Podría parecer ciencia-ficción, pero lo cierto es que ya se ha experimentado antes con “ciertas bacterias que se comen el metano, y éstas fueron usadas para la limpieza de playas en Alaska después del accidente del Exxon Valdez”. La idea, siguiendo al profesor
Lippard es resolver los desastres naturales usando los recursos de la propia naturaleza:las enzimas y moléculas.
¿Puede el desastre del Prestige llevarnos a considerar enzimas?. Y si ésto es así, ¿qué pasará cuando los peces se coman las enzimas? ¿y cuando las personas nos comamos esos peces?.
Rodolfo Carpintier nos mete en materia.