Otra más de las entregas del Sr. Ausente sobre la Cataluña de los ochenta, industrial y gótica, llena de monstruos y de cosas que nadie quiere ver. Terror del bueno. Llobregat Gòtic.
«La habitación está mal iluminada, las cortinas están sucias, hay una palangana bajo el catre y toda la estancia apesta a paté para gatos. La escena es demasiado decadente, incluso para mí, así que no puedo deciros cómo acabó porque salí de la habitación y regresé a la fiesta, que es mi fiesta porque mañana me voy a cumplir el servicio militar. Las Sombras están a punto de pisar un escenario por primera vez y la entropía ya se ha apoderado del lugar. La clave es el lugar, sí, el sitio. Hoy veo muy claro que aquello era un epicentro chungo, un portal dimensional que nosotros alimentamos con alcohol, drogas y ardor juvenil. Creo que fueron los mods de El Prat quienes nos dijeron que en la comarcal entre Sant Boi i Sant Vicenç del Horts había una masía que se alquilaba para guateques. También es uno de esos negocios dedicado al pedrusco de jardinería que tanto frecuentan las carreteras rurales catalanas. Macetas gordas como menhires, jarrones y ánforas de piedra tosca y enanitos esculpidos.»