María Rosa Lida, nuestra erudita, perfil de la gran filóloga argentina a cargo de Daniel Waissbein.
«Fue ironía del destino que María Rosa, así, sin apellido, como la llamaba don Ramón —por ser éste, como explicaba, el tratamiento que se otorga a las mujeres ilustres—, eximia conocedora de dos mil años de la historia cultural europea, desde sus raíces grecolatinas y judías hasta el tardío Renacimiento, no hubiese visitado nunca el Viejo Mundo. Su corta vida transcurrió en Buenos Aires, donde pasó sus primeros 38 años, y luego en los Estados Unidos, junto a la universidad de Harvard, por algunos meses, y, siempre, después, con breves ausencias, en Berkeley.»