En En una mirada atrás José Antonio Millán constata un fracaso al menos parcial, el del libro digital, en cuyo avance se están poniendo todas las dificultades posibles.
«Había soñado con un mundo en el que cualquier libro, editado en cualquier momento, pudiera estar disponible en cualquier lugar; en el que se mantuviera la justa retribución de autores y editores, pero abriendo sin cortapisas la difusión de las obras en el dominio público o las que sus autores quisieran legar al futuro.»