Vía Diarios de Futbol encontramos esta historia que le cuenta José Carlos Carrasquet a los niños a los que entrena: la historia de su padre, futbolista y muchas más cosas. Un central prometedor.
«A pesar de ese prometedor futuro, y de unas expectativas grandes para alcanzar un puesto en el primer equipo azulgrana, Agustín, que así se llama mi progenitor, seguía estudiando y trabajando. Estudiaba Comercio y trabajaba como tornero en la extinta Hispano Olivetti. Su jornada empezaba a las cinco de la mañana, y acababa bien entrada la tarde. Estudios, trabajo, entrenamientos, partidos y viajes definían su día. Lo fácil hubiera sido centrarse en su carrera futbolística y dejarse llevar por la vida fácil que ésta le podía dar. Pero pensó que ya llegaría el momento en que a lo mejor el fútbol fuera su profesión.
Pero llego un día, con veintidós años, en las que un delantero le fracturó el tobillo de mala manera. Hay que entender que en esa época, los medios médicos y los conocimientos no eran los de ahora. Aquel tobillo nunca se recuperó del todo, y su paso al primer equipo se truncó. Creo recordar que únicamente jugó un amistoso, del cual queda un recuerdo en casa en forma de foto central del Mundo Deportivo.»