Entre los análisis apresurados de las elecciones de ayer el de David Iwasaki me parece atinado, quizás demasiado optimista: Y la marea azul encontró su dique.
«El resultado de las elecciones andaluzas ha sido, sobre el papel, un severo castigo al partido gobernante en Andalucía durante 30 años. Pierde 9 parlamentarios, pierde 10 puntos en porcentaje de votos y pierde la condición de primera fuerza política. Pero lo cierto es que la expectativa era tan negativa para el PSOE por la pronosticada mayoría absoluta de Arenas, que el frustrado gobierno del eterno aspirante ha sido la más dulce de las posibles derrotas para los socialistas.»