Quizás la traición no sea algo tan malo. Adam Phillips intenta desestigmatizar el pecado del malo por excelencia: El regalo de Judas.
«Si la traición es una de las maneras, o incluso la única manera en que podemos cambiar nuestras vidas, deberíamos hablar no solo del miedo a ser traicionado, sino también del deseo, la voluntad de ser traicionado y de traicionar. Y entonces estaríamos hablando de planear, consciente o inconscientemente, nuestra propia traición, y de estar buscando a personas (o cosas) a quienes traicionar. Estaríamos hablando de la traición como un acto transformativo.»