Es obvio que cuando hay problemas sociales el poder recurre a la represión. Lo estamos viendo con las modificaciones del código penal que sólo se ocupan del endurecimiento de las penas, no de la prevención, ni de la reinserción, ni de la educación: no se sabe. Por el mismo camino van las políticas de educación sexual —ya hablamos de ello
el otro día—, que ante el fornicio premian la abstinencia; dejando a un lado el derecho al placer y al amor, ignoran que hay ciertas pasiones que no pueden prohibirse porque van a realizarse igual.
Gabriela Rodríguez habla en
El sida y la obsesión por la abstinencia de las espeluznantes iniciativas gubernamentales del gobierno mexicano al respecto.
Semen retentum venenum est.