De cómo los plagios, las versiones y los apócrifos ayudaron a extender la fama del detective de Conan Doyle: Mireia Moya, El caso de los ‘hijos bastardos’ de Sherlock Holmes. [Ref.: Apostillas literarias]
«Sorprendentemente, las copias tuvieron gran aceptación, tanto por parte del público anglosajón como del propio Conan Doyle, que de manera altruista se alegró de que sus historias sirvieran para motivar a otros autores; incluso ayudó en algunos pseudo-relatos para que obtuvieran mayor éxito, como la parodia La aventura de los dos colaboradores (1893), escrita junto a James M. Barrie, padre de Peter Pan e íntimo amigo suyo. Sherlock se dividió así en dos: el convencional, moldeado a gusto de su creador, y el apócrifo, nacido de plumas fascinadas por el ingenio del tándem Holmes-Doyle.»