Encontrar una novia a la que le guste el fútbol no suele ser tarea fácil. Por eso a veces los futboleros hemos de renunciar a dedicarle a nuestra pasión todo el tiempo que reclama para intentar sacar adelante una relación. Sobre todo esto reflexiona Enrique Ballester en este delicioso texto: Fútbol, San Valentín y todo eso
«Quiero decir, normalmente, o al menos en mi caso, a las novias no les va el fútbol, o no les va en el sentido enfermizo en el que nos va a muchos de nosotros. Ninguna novia que yo conozca sabe cómo quedó un Sporting-Deportivo del año 93, ni se acuerda del bigote que llevaba Meléndez en los cromos. Ninguna novia cabal asumiría de entrada una fiebre así de estúpida, y es en esos primeros años de celebrar San Valentín y mierdas varias a los que hacíamos referencia, cuando —por ir a cenar con gente que ni sabías que existía, por ir al cine a ver películas infames— uno se pierde partidos que no volverá a ver jamás.
Y eso es exactamente AMOR.»