La libertad de expresión se ve amenazada no por las leyes sino por los intereses económicos. Es el caso, también, de Colombia, y Rodolfo Arango agradece el aire fresco para la libertad de prensa que trae la tecnología y los medios independientes: Libertad de prensa y democracia.
«El caso colombiano merece mención aparte. Orgullosos de una larga tradición civilista y democrática, gozamos de centenarios periódicos devotos a la libertad y la democracia. Pero algo va del romanticismo a la realidad. Y el contexto ha cambiado. Los conglomerados transnacionales de medios, de los cuales las familias presidenciales no son ajenas, aglutinan prensa, radio, televisión e Internet para perpetuar su poder. El ejercicio del periodismo libre e independiente se convierte en una rareza. El poder del Estado maniobra para engullirse a los medios, bien sea mediante el manejo de la pauta publicitaria, la administración de puestos públicos (en especial diplomáticos) o la adjudicación de canales.»