En el artículo Este no es Magritte el crítico de arte uruguayo Sergio Altesor aborda una faceta filosófica del artista que escapó a las clasificaciones fáciles.
«Su genialidad estribó en hacer visible este problema crítico del lenguaje mediante una refinada capacidad para manipular la relación entre los signos y los significados. A través de la composición surrealista como reunión insólita de imágenes, y con sus títulos imprevisibles, descubre la fragilidad e inestabilidad de los nombres. Magritte señaló y expuso que entre las palabras y los objetos era posible crear nuevas relaciones y circunscribir rasgos del lenguaje y las cosas que por lo general se nos pasan desapercibidos en la vida cotidiana. Decir “esto es una pipa” fija el objeto a su nombre. Por el contrario, al escribir “Esto no es una pipa” logra desatar el vínculo entre el signo y el referente.»