Casi un tratado sobre la naturaleza del empollón y su encaje en la sociedad española el que hace Juan de Juan, discutible en varios aspectos, pero interesante: Confesiones de un empollón.
“Entre ambos; entre el profesional brillante y el hombre sin educación pero con ambiciones, se sitúa una amplia masa gris de la sociedad española que es eso mismo: gris. Y no le importa legarle a sus hijos sus grisáceos puntos de vista, según los cuales no es la vida la que se acomoda al esfuerzo, sino el esfuerzo el que se acomoda a la vida. Se trata de padres, y madres claro, que se dicen y se repiten que trabajan muchas horas (sus padres, por lo visto, se tocaban los cojones a dos manos; y no digamos sus madres, amas de casa 18 horas al día, 365 días por año) y que por eso no pueden estar detrás de sus hijos. Se acomodan en eso de que hoy en día los maestros no motivan y no tienen ni puta idea (hecho que, demasiadas veces, es, además, verdad) y entran en una especie de espiral inercial, un «no se puede hacer nada» que, en realidad, quiere decir «no me sale de los huevos hacer algo».”