A Amos Oz le gustaría creer en los fantasmas para poder pensar que los espectros de todos los niños israelíes y palestinos muertos inundarían las pesadillas nocturnas de Sharon y Arafat: 
El señor “Sharafat”.
            
 
          
        
 
        
          Marcos Taracido | 14/03/2002 | Artículos | Política internacional