Opina José Antonio Marina sobre los cambios anunciados en la ley de educación por el nuevo ministro, y creo que Marina se ha ganado el derecho a ser escuchado, por más que sólo se coincida parcialmente: Despertar al diplodocus. [Ref.: Rafael Robles]
«¿Y qué ha dicho el ministro, además de esto? Pues que debemos buscar la excelencia educativa, y que los socialistas se equivocaron al anteponer la igualdad a la eficacia. Estoy de acuerdo, pero aquí nos encontramos con una patología de nuestra vida política: la arbitraria adjudicación de los valores. Familia, derecha. Divorcio, izquierda. Excelencia, derecha. Igualdad, izquierda. Progreso económico, derecha. Justicia social, izquierda. Derechos, izquierda. Deberes, derecha. Libertad, izquierda. Orden, derecha. Hedonismo, izquierda. Esfuerzo, derecha. Espontaneidad, izquierda. Disciplina, derecha. Innovación social, izquierda. Conservadurismo, derecha. Utopía, izquierda. Realismo, derecha. Estado, izquierda. Mercado, derecha.
Este maniqueísmo es infundado, no resiste el menor análisis histórico, filosófico o sociológico, pero es mantenido como elemento de marketing por todo los implicados. Hay una propuesta sensata: socialismo de las oportunidades y aristocracia del mérito. Y no parece que haya que darle más vueltas.»