Otra de mis frustraciones es no ser escultor; más bien la frustración consiste en no tener escultura en las manos: sólo creo pedazos amorfos cuando manipulo la madera y el barro. Por eso me llama la atención lo que
Carlos Yusti escribe sobre el escultor manuel de la fuente: “Sus esculturas expresan sus intensos conocimientos de las técnicas escultóricas, nos dicen sobre su sensibilidad como individuo masificado y como artista individualizado en su taller; de su pasión erótica y de su irreverencia dotada de una deliciosa y depurada ironía.”
Manuel de la fuente y la sintáxis de la multitud.