Fernando Valls arremete contra los nocillas y su hibridez, marca de estilo diferenciadora, acusándolos de no leer y de inventar un recurso que lleva décadas usándose: La hibridez genérica y la sopa Campbell’s.
«Si frecuentaran algo más la historia literaria, sabrían que la hibridez genérica es tan añeja como los sainetes castizos de don Ramón de la Cruz, y tan moderna como las novelas de Unamuno. El primero estrenó, parece ser que en 1769, un sainete titulado Manolo, en el Teatro de la Cruz. Se subtitulaba “Tragedia para reír o sainete para llorar”, burlándose de las teorías del teatro neoclásico, entonces vigentes. En la segunda, la mucho más conocida novela Niebla, publicada en 1914, el prologuista Víctor Goti comentaba que Unamuno le había confesado que no quería morirse “sin haber escrito una bufonada trágica o una tragedia bufa”, en la que lo bufo o grotesco y lo trágico aparecieran fundidos.»