Se pregunta Julio Valdeón Blanco por qué Bambino no ocupa el lugar que merece en la historia de la música popular española. New York Land: Homenaje al rey
«Hablamos de un gigante. Un torbellino cuyo inmarchitable duende debiera de adorarse en cada casa. Su exasperada forma de meter por bulerías la ranchera, el bolero o el cuplé no ha sido ni será igualada. Si nuestro país fuera normal habría festivales recordándolo, premios con su nombre, un centro de estudios y hasta una fundación. En realidad lo aplauden cuatro. Tecleen su nombre en Amazon o iTunes. Apenas encontrarán un puñado de discos. El magnífico que le grabó Gonzalo García Pelayo en 1986. El citado recopilatorio. Una mierda de homenaje bienintencionado y feble. Buena parte de su producción permanece inédita. Enmohecida en los archivos de las discográficas. Carne de vinilo mil veces rayado que si tienes (mucha) suerte encontrarás por los mercadillos. Material de casete podrida, olvidada en la guantera de coches que ya ni siquiera disponen del correspondiente cacharro para que suene. Sumergido como una suerte de Atlántida de la que nadie excepto los fieles, sus leales, parece acordarse. ¿Por qué?»