Lola Millás se fue a la prisión de Estremera, en Madrid, a hablar con algunos presos de literatura y escritura. Y ellos también hablaron de su propia literatura. El libro encerrado Vía @HijoTonto
«Cuando la mujer terminó se hizo un silencio que enseguida fue interrumpido por un hombre. Estaba sentado de medio lado de tal manera que mientras una mitad de su rostro se dirigía a sus compañeros, con la otra se comunicaba conmigo. “Nosotros”, dijo con firmeza, “nos hemos reunido para escribir un libro.Ya lo hemos terminado pero falta revisarlo porque somos 14 autores y eso tiene sus complicaciones…” Quise saber más, pero en ese instante se abrió la puerta y una mujer asomó la cabeza para advertirnos de que habíamos agotado nuestro tiempo.
Seis meses más tarde Transcurrieron algunos meses hasta que, otra mañana, ya entrada la primavera, Álvaro volvió a buscarme para repetir viaje.»