Andrés P. Mohorte se ha marcado una estupenda trilogía de artículos explicando la desastrosa campaña del III Reich en la Unión Soviética y las razones que les llevaron a perderla y, con ella, la guerra. La conquista de la URSS. Aquí las partes II y III.

« Cuando poco antes del inicio del conflicto Hitler le expuso su demente teoría de conquista de la URSS, el alto mando alemán quedó perplejo. No era de extrañar habida cuenta de la extensión de terreno a conquistar, una franja de más de 3.000 kilómetros de norte a sur con unas condiciones climáticas nada benignas. Pese a todo, antes de ocuparse de Rusia, Hitler tenía que dar cuenta de las democracias occidentales. En 1940 la Wehrmacht arrasó Francia con facilidad, pero la Luftwaffe tuvo problemas en Inglaterra (o más bien sufrió el intempestivo carácter del Führer). Sea como fuere, los autores sospechan que la Operación León Marino nunca hubiera terminado con tropas alemanas tomando Londres.

Hitler necesitaba a su ejército en otra parte. Para la primavera de 1941 los alemanes llevaban meses preparándose, una vez finiquitado el frente del oeste. Más de tres millones de efectivos se agolpaban en la frontera de la Unión Soviética, incluida la maltrecha Polonia. Con el frente occidental estabilizado en 1941, Alemania tan sólo tenía ciertos problemas en Libia, donde las tropas coloniales británicas ejercían de tope a la expansión de Rommel. Así las cosas, Barbarroja estaba planeado para que el grueso del ejército germano terminara con la Unión Soviética en unos cuatro meses. Así, como suena: Alemania pretendía tumbar al coloso ruso en un turno bestial.»