Echan en cara, y con razón, al nuevo presidente del gobierno una subida de impuestos que se llevó meses jurando que no tendría lugar. Le faltó prudencia, rara cualidad entre la clase política. Miguel Santa Olalla Tovar, La prudencia en política.
«Hay una reflexión a mayores, que hemos de tener en cuenta para completar el panorama: la prudencia y la democracia. De una forma u otra, todos damos por hecho que vivimos en un sistema que obliga a los partidos, auténticos depositarios del poder político, a luchar entre sí para lograr el beneplácito de la sociedad. Cuando esta lucha se plantea en unas elecciones hay dos factores fundamentales que tiene en cuenta el ciudadano: la tarea realizada por el gobierno en los últimos años y los programas electorales. Si no ha habido grandes problemas o errores garrafales, el primer elemento puede anular al segundo, convirtiendo la campaña en algo prescindible. Pero en caso constrario, las promesas son la baza de los políticos, que se creen obligados a prometer lo imposible con tal de arañar votos.»