Interesante este «Piratéame que me gusta» (Precisiones sobre derechos de autor: primera entrega) de Germán Machado, referido a la realidad uruguaya pero cuyas reflexiones sobre la propiedad intelectual sirven para cualquier contexto.
«En cuanto a los derechos patrimoniales, la cosa es más difícil. El autor puede ceder sus derechos patrimoniales sobre la obra que ha realizado. Y, de hecho, cuando publica su obra con una editorial, cede esos derechos, los patrimoniales, al editor. Esto es lo que permite al editor reproducir la obra, editarla, convertirla en un libro, imprimirla, copiarla, difundirla, distribuirla y venderla. El editor se queda con esos derechos. No para siempre ni en todos lados: sólo durante el lapso y en los territorios que estipula el contrato, y en las formas de reproducción que también estipula el contrato: pues la obra puede reproducirse en otro idioma, o en otro campo (por ejemplo, ser llevada al cine), o en otro formato: por ejemplo, abandonar el papel y pasar al formato digital.»