Una pequeña anécdota, quizás algo exagerada, pero entrañable, sobre cómo un soldado británico evitó la destrucción de una pintura renacentista en la Segunda Guerra Mundial. El hombre que salvó la Resurrección, de Tim Butcher. [Ref.: @cartanautica]
«Clarke no estuvo involucrado en la pelea para expulsar a los alemanes del monasterio que queda en su cima pero en su diario describe cuán consternado quedó tras conducir bajo antiguas paredes horriblemente desfiguradas por el bombardeo.
Eso podría haber influido en lo que Clarke hizo más tarde.
Con la continuación del avance de los aliados, su unidad se instaló en una posición de ataque cerca de la ciudad de Sansepolcro.»