Víctor Gómez Pin habla de cómo el racismo y la xenofobia se va empequeñeciendo en sus fronteras, y poco a poco “el otro” empieza a ser el que hasta hace dos días era “el vecino”. El mal.
«En setiembre de 1991 Umberto Bossi anunciaba la creación de la “República de Padania independiente y soberana”. Las regiones septentrionales recubiertas por el nombre de Padania no tenían lengua común que hubiera que defender frente a la primacía del italiano, ni excesivo vínculo cultural e histórico que las singularizara en el seno de Italia. Tampoco lo necesitaban, pues el programa se sustentaba simplemente en el rechazo. Rechazo a la unidad interterritorial que vinculaba el Norte a un Mezzogiorno al que Bossi se refería como indigente e intrínsecamente parasitario. De ahí la actitud de distancia frente a la causa padana manifestada entonces en partidos nacionalistas que, con mayor o menor retórica, reivindicaban idearios de izquierda. Simplemente en aquellos años la relación de fuerzas imperante en el mundo no permitía todavía (aunque ya se había iniciado el camino) que la reivindicación de la libertad de pueblos y culturas se sustentara en el repudio impúdico de comunidades menos favorecidas por el modelo de civilización fabril y el desarrollo capitalista.»