No, el título es una evidente exageración, pero a mí las historias de boxeadores me suelen encantar: Éste es el cuento de Navidad más triste que nunca hayas leído (y ocurrió de verdad), artículo de Quique Peinado. [Ref.: Milhaud]
«Hacía nueve meses que había dicho que se retiraba del boxeo porque era demasiado viejo. En los años 20, un boxeador a los 29 años acumulaba ya demasiado castigo. Pero no, no lo había dejado por eso: cinco años antes, su médico, el doctor Andrew Sivertsen, le había detectado la Enfermedad de Bright, un trastorno degenerativo en los riñones. “Con suerte, te quedan unos años de vida. Pero tienes que dejar el boxeo”.
Nunca le hizo caso, y siguió encima de los rings hasta que en enero de 1923, tras un fácil combate en el que ganó a Harry Foley por KO en el primer asalto, se sintió morir.»