El machismo más obvío está cada vez más en retroceso, señalado con el dedo por la mayoría de la sociedad. Pero el machismo más sutil, el “micromachismo”, como dice June Fernández, nos impregna sin que nos demos ni cuenta. Paranoicas. A este artículo llegué a través de este otro, Son unas histéricas, de Ander Izagirre, altamente recomendable también.
«Hablar de paranoia me parece muy pero que muy peligroso. Es algo que se viene utilizando con mucho éxito para que las mujeres dudemos de nosotras mismas. Y eso es lo que nos hace no enfrentar agresiones, negarlas incluso. Cuando un tío restriega su polla contra nuestro culo en el metro, decimos: “Ay, igual es que el vagón está lleno, no me voy a poner paranoica”. O cuando el jefe nos mira el escote fijamente. La formadora en autodefensa Maitena Monroy siempre dice que cuando tenemos sospechas de que nos están intentando robar la cartera, reaccionamos, sin miedo a estar siendo paranoicas.»