Juan Julián Merelo afirma una obviedad, pero una obviedad que ha de ser dicha para que acabe de aceptarse de una vez. La propiedad intelectual no tiene cabida en la práctica con la actual tecnología. Las puertas del campo, las presas del mar y los problemas de escala.
«No se trata de que la propiedad intelectual no valga ni se pueda proteger. Se trata de que, eventualmente, tanto la propiedad intelectual como los derechos de autor son un artefacto que se creó cuando el número de imprentas era finito y fácil de controlar, tanto los términos exactos, como su duración, están sujetos a leyes y cambian de un sitio a otro. Pero, en todo caso, no son algo “natural” como quien tiene un coche o un terreno: sólo lo puede “tener” una persona, porque su existencia física no se puede duplicar.»