¿Por qué aceptamos las ilustraciones en los libros de poesía? ¿Son necesarias? ¿Agrega algo la poesía ilustrada a nuestra experiencia de leer un poema? Eso es lo que se pregunta (y responde) la escritora uruguaya Mercedes Calvo en la última entrada de su excelente blog: Palabras en los ojos.
«Hoy sé que de palabras y silencios, de presencias, pero sobre todo de ausencias, de misterios, de cosas que aparecen en el flujo del tiempo y desaparecen y vuelven a aparecer, de todo eso, en suma, está hecho un poema.
Pero también sé que de todo eso se nutre el ilustrador, que también es un lector, para crear sus imágenes. Y sus silencios. Porque los silencios del poema no desaparecen al ilustrarlo, mas bien, se multiplican.»