El rugby es fácil de entender después de ver un sólo partido con atención, pero lo de profundizar en él ya es cosa de apasionados. Como nosotros o como L. Kedzie. La columna
«Enseguida encontramos la primera división. Por un lado están los delanteros y por otro, los tres cuartos. Ya esta separación determina el destino vital del jugador. El tres cuartos se llevará a todas las chicas y el delantero gestionará los acalorados intercambios de opinión con desconocidos en los bares. Ahora en serio, dicen los franceses que un equipo de rugby necesita hombres capaces de cargar un piano y otros hombres capaces de tocarlo. Los delanteros son grandes y fuertes en extremo porque se encargan de la sagrada tarea de la conquista del balón. Forman la melé, disputan la touche y batallan sin cuartel por cada posesión para que los tres cuartos, potentes y veloces, dispongan de balones para finalizar las jugadas con ensayos.»