El libro electrónico salvó al autor sin papel, una reflexión de Juan Gómez-Jurado sobre el cambio radical que puede suponer tanto para el circuito editorial como para los autores la autopublicación.
«Hace más de una década que la autopublicación es una opción accesible. Pero el mundo editorial, la prensa e incluso los propios lectores han considerado tradicionalmente al escritor autopublicado como un vanidoso que solo quería ver su nombre en la portada de un libro. Como señala John B. Thompson en su libro «Merchants of Culture», las empresas de autoedición «monetizan la pila de la basura, con el ego como combustible». El problema era que esos libros impresos —cobrados al autor por adelantado a precio de oro— tienen muy difícil distribución y nula visibilidad.
La llegada del libro electrónico y la proliferación de dispositivos de lectura han cortado de un tajo el nudo gordiano de la distribución. Y amenazan con cambiar por completo un ecosistema inalterado durante siglos.»